Cuanto podamos decir de las condiciones en que los abogados hemos de prestar el Turno de Oficio es poco. Ninguna otra profesión presta un servicio social tan importante en condiciones tan extremas. No menospreciamos el trabajo de los servicios médicos de guardia y urgencias, ni la necesidad de velar día y noche de las Fuerzas de Seguridad, pero reivindicamos que a los Abogados de Guardia de Turno de Oficio se les suma, junto a las peculiaridades que aquéllas ya conocen, una absoluta inseguridad jurídica en su labor, una raquítica retribución y una incompresible falta de reconocimiento público a su dedicación. Y pese a ello, la labor de los Abogados de Oficio es numerosa, difícilmente mejorable y llevada a cabo con una responsabilidad y profesionalidad dignas de mayor reconocimiento. Aunque no sea algo que ocurra todos los días, no nos hemos resistido a recoger, como reflejo de una problemática más generalizada de lo que la gente cree, la carta remitida por un Letrado de Guardia al Colegio para justificar el por qué había tardado más de las 8 horas establecidas en la Ley para prestar alguna de las asistencias requeridas.
Hemos respetado el texto íntegro, suprimiendo tan sólo la
identidad de los detenidos, y del propio Abogado y alguna referencia a
algún Juzgado que, aunque compartimos, podría crear problemas
a algún policía. La carta tiene un tono sarcástico
que, lejos de suponer desinterés o chirigota, pone de relieve la
impotencia con que los Abogados nos encontramos en estas situaciones.
Escribo la presente nota para justificar el porqué no se tomó declaración a alguno de los detenidos dentro de las ocho horas reglamentarias, y porqué no asistí a una de las asistencias. Mientras el que suscribe trataba de conciliar el sueño tras una agotadora jornada de trabajo, empezó a pitar el bicho, que por cierto despertó a mi hijo, a la 103 horas del día 1 de febrero, y ponía que había tres detenidos por hurto y receptación. Tras contactar con la Guardia Civil de Casablanca, me indican que se les iba a tomar declaración en cuanto llegase, pero que no, que eran 3 detenidos por receptación y un cuarto por hurto.
Así, todo lo somnoliento que puede estarse a esas horas, procedió
el letrado abajo firmante a intercambiar el pijama por el mono de trabajo
y se dirigió al citado cuartelillo de la Benemérita.
A las 230 horas comenzamos a tomar declaración al segundo de los detenidos, D. A, acusado de hurto continuado. Un figura. Tras cerca de una hora declarando, en los que cantó todo, aceptó el detenido voluntariamente (lo juró, no lo torturaron) el registro domiciliario y de sendos trasteros que tiene alquilados en C. Tras llamar la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil, órgano que se encargaba de todo este asunto, a dos Policías Locales, para que actuaran de Testigos, nos dirigimos todos (dos coches secretos de la Guardia Civil, dos coches de los de las sirenas, dos Patrol, el coche de la Policía Local y un servidor) al domicilio de dicho Señor, Sito en la Ctra. ..., al que llegamos a aproximadamente las 345 horas. Dicho registro, se llevó a cabo con el mayor sigilo, sin que ningún vecino se percatase de ello, y sin que ni tan siquiera el hijo de dicho detenido se despertase. (hay que reconocerlo, fueron muy humanos), en dicho registro se intervinieron diversos efectos provenientes de un hurto. Tras cerca de una hora nos dirigimos a un garaje en ..., donde se procedió al registro de sendos trasteros, en los que se intervinieron multitud de efectos que provenían del citado hurto. Dichos efectos tras ser reseñados por los efectivos del cuerpo, fueron trasladados en varios vehículos a las dependencias de la Puerta del Carmen. Pero, dada la cantidad y el volumen, tuvieron que llamar a una furgoneta y otro vehículo para que acudiese a cargar, por lo que se demoró el final hasta las 715 horas, momento en el que nos dirigimos a la G.C. de Casablanca de nuevo con la intención de tomar declaración a los otros dos detenidos.
Una vez allí, a las 730 horas, nos manifestaron la imposibilidad
en dicho momento de tomarles declaración, puesto que los acababan
de trasladar a la Puerta del Carmen, dada la situación precaria
de dicho cuartelillo en la que no existe siquiera calefacción en
los calabozos, y porque la unidad que desarrollaba sus funciones tenía
su sede en la segunda planta de dicho lugar.
Así, este pobre letrado, se dirigió a su hogar en busca de una ducha rápida, un cambio de ropa y un desayuno, además de la bronca de su mujer por haber desaparecido a la una de la mañana, y no haber vuelto hasta la hora del desayuno sin haber avisado. (menos mal que tras contarle lo puta por rastrojo que me había sentido toda la noche, la bronca se convirtió en comprensión, y me preparó el desayuno). Personado de nuevo en la G.C. de Puerta del Carmen, a las 845 horas, comenzamos a tomar declaración al tercero de los detenidos, D. R., a las 930 horas, por tiempo de aproximadamente 40 minutos, quedando detenido dicho señor para su puesta a disposición judicial. A los cinco minutos de comenzar a tomar declaración a dicho señor, empezó a pitar el bicho, diciendo que era urgente, y que fuera al Juzgado de Instrucción nº 2. Paramos la toma de declaración, y me facilitaron llamar por teléfono al citado Juzgado, me dijeron que habían quedado con un señor que iba a ir a prestar declaración en dicho Juzgado, y que había pedido en su día Abogado de Oficio, por lo que habían quedado para el día 1 de febrero de 2000 a las 10 horas, y que me personase en dicho momento. Les conté que estaba en la G.C. y que me iba a ser imposible llegar antes de las 1230 horas, a lo que me manifestaron que iban a llamar a otro Letrado, porque no podían hacer esperar a dicho señor.
A las 959 horas, vuelve a pitar el bicho, de la jefatura superior de policía,
que tenían dos detenidos por receptación. Volvemos a suspender
la toma de declaración, y me dejan llamar de nuevo. Puesto en contacto,
me manifiestan en dicho lugar que o bien podía ir en ese mismo momento,
o que por la tarde a las cinco horas. Dada mi situación, les manifiesto
que iba a ir a las cinco horas.
En el momento en el que empezábamos a tomarle declaración a dicho señor, me comunican los agentes de dicha unidad de la Guardia Civil que hay un quinto detenido por los mismos hechos y que lo tienen abajo, y que le tendríamos que tomar declaración. Dado que el que suscribe, además de ser letrado de oficio, también ejerce en sus tiempos libres como Letrado en ejercicio, tenía una firma inexcusable a las 11 horas en iberCaja, de un convenio, por lo que manifestó su intención de tomarle declaración tras dicho breve acto, a aproximadamente las 12 horas de la mañana. A las 1045 horas, vuelve a pitar el bicho!!!, lo primero, llamé al centro de telemensajes, y les mostré mi extrañeza, porque era la tercera vez en una hora, pero, me manifestaron que era debida tal cosa porque los polis habían cogido a muchos malos esa noche, así que tuve que llamar a la Comisaría de San José, lugar de donde procedía la llamada. Me dicen que tienen a dos pollos por robo de ciclomotor, y que quieren que me presente ipsofacto para tomarles declaración y que queden en libertad. No sabiendo si reir o llorar, y tras consultar con mi apretada agenda del día, les encuentro un hueco cuando terminase de tomar declaración al gacho que acababa de detener la Guardia Civil, y al que le había guardado hueco a las 12 horas. Tras protestar mucho el Policía con el que hablo, se dio cuenta que el que suscribe no es como los Reyes Magos, y no tiene el don de la ubicuidad, por lo que se conforma con que al salir de dicha declaración les llame para acudir en dicho momento.
A las 1050 horas, y a punto de saltar todos por la ventana, suena el teléfono
de la U.P.J. donde estábamos, y era un compañero, que decía
que iba a acudir a la toma de declaración del mismo tío que
estábamos terminando de tomarle declaración, por lo que los
números allí presentes, le manifiestan su negativa, dado
que ya casi había acabado. El letrado que suscribe, sinceramente,
no consideraba oportuno suspender la declaración, puesto que ya
no tenía sentido dado que ya había realizado incluso las
preguntas el abajo firmante, y estaba contestando a la última de
ellas.
Pues allá que nos fuimos todos, 5 números, 2 policías locales avisados al efecto, el detenido y un servidor. Tras intervenirse unos pocos efectos, terminamos a las 215 horas, momento que aprovechó el letrado para llamar a la Comisaría de San José para ver si iba a tomar la declaración a los dos detenidos del ciclomotor. El policía, tras hecharme la bronca, me reconoce, que como no estaban en el calabozo, sino sentados en una silla, pues que se les habían escapado los dos. Así, y visto que ya no tenía sentido ir a la comisaria, me fui a por un merecido descanso y a recibir la comida que con cariño le prepara a uno su cónyuge.
En esto, que recién llegado a casa, y como se me había olvidado
apagar el busca a las 1400 horas, (final de la guardia), me pita de nuevo
a las 1426 horas de la tarde. ¡¡No puede ser!!. Miro, y era
de San José, que les llamase, les llamo y me dicen que acaban de
coger a uno de los dos prófugos, que fuera a tomarle declaración
a las cinco. Como ya tenía cita a esa hora en Jefatura, le indico
que en todo caso a las cuatro. Quedamos así, tras la queja del policía
porque tenía poco tiempo para comer.
Corriendo voy a Jefatura, donde tomamos declaración a las 1705 al primero de los detenidos, Rumano, residente legal, por receptación. Éste habla perfectamente por lo que no se llama a un intérprete. Allí, me manifiestan que hay 3 rumanos más detenidos, por los mismos hechos, pero acusados de robo, para lo que hace falta un intérprete, pero que además, por ser partes contrapuestas, no me habían llamado a mí para tomarles declaración a ellos. Les comento el servicio que se ha montado en el Colegio, para que lo usen si es preciso.
A las 18 horas, entra la segunda detenida a mi asignada, española,
y acusada del mismo delito. Le tomamos declaración que terminó
a las 1835. En este caso, y como la policía les ayudaba a estos
dos, por ser unos pringaos, engañados por los otros tres (unos malos
muy malos prófugos de una prisión griega y con antecedentes
en Italia), me permitieron estrevistarme con los dos a la vez.
Como entre ambas declaraciones había llamado al Juzgado de Guardia para manifestar que me retrasaría por estar en Jefatura tomando declaraciones y como me habían contestado que estaban los detenidos desde las cinco y que su señoría había preguntado ya por mí dos veces (eran las 1730 cuando llamé), no tuve más remedio que bajar a toda leche, para llegar lo antes posible y evitar un cabreo que solo a mis defendidos perjudicase. Personado en las dependencias del Juzgado de Guardia, comenzamos a tomar declaración a las 1945 horas, a tres de los detenidos, (una estaba en libertad y a otro, le había venido el letrado que había llamado a la G.C.). Tras quedar en libertad todos los detenidos, a las 21 horas, el abajo firmante tras pasar por el despacho para dejar los bártulos y ver si había habido algo muy urgente, se fue a su morada a dormir por fin.
Todo lo hasta aquí expuesto, se pone de manifiesto para explicar
el porqué de los retrasos en los horarios de tomas de declaración
y asistir con cierto retraso, así como renunciar a una asistencia,
por ser de imposible cumplimiento. Si toca una segunda guardia así,
abandono.
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